El duelo en la experiencia analitica. Una aproximación sobre el objeto de amor en el análisis.
“El Edipo Freudiano significa que amor es repetición (…) cuando amamos no hacemos más que repetir; encontrar el objeto es siempre reencontrarlo” (5) Pág. 1
Lógicas de La Vida Amorosa. Jornadas del Campo Freudiano de
Argentina.
Año:1989
Autor: Jacques Alain Miller.
Traducción Graciela Brodsky.
El duelo y la invención.
Para escribir del amor, nunca sé por dónde comenzar. ¿Qué es lo que no sabemos de él?, ¿Cómo esto actúa misteriosamente?, ¿Podremos dejarnos sorprender?
Por ahora, comencemos con el origen… Me ubico en el texto de Freud del Tomo XVI titulado “Conferencia 20. La vida Sexual de los seres humanos” y él nos dice: “Señoras y señores (…) ante todo (…) lo sexual es de lo que no está permitido hablar.”(1) más adelante en ese mismo texto nos muestra que vivimos una amnesia en la infancia influida por la educación para dominar la vida sexual infantil y así poder mantener la cultura y esto le da nombre de velo. La impostura del velo (o de la placenta) que nos recubre se constituye en la fase llamada de latencia, es la fase del olvido. Los destinos de la libido y sus contenidos pulsionales se toman una pausa en esta fase hasta que ellas vuelven a tomar vida expresadas en la etapa de la pubertad sólo que esta vez cargadas de ternura. Las piezas se encajan en la vida infantil más fácilmente en la etapa oral, donde interviene la primacía del objeto primario “si el lactante pudiera hablar sin duda reconocería que el acto de mamar del pecho materno es de lejos el más importante de su vida. Y no andaría errado” (2) esta es la primera zona erógena colorida y con texturas Freud se refiere a ella como generosa; por un lado se satisface la pulsión del hambre, él bebe siente placer a partir de su satisfacción así como del chupeteo. Aunado a ello en el camino de la satisfacción del hambre que sigue presente en las siguientes etapas infantiles al satisfacer la pulsión oral trae como resultado la excreción, el cual es un regalo al otro, en la psique del bebe este es su forma de demostrar aprecio al otro. Tomo una pausa mientras leo… si Freud habla del amor como una renuncia al narcisismo ¿Es este el primer gesto de amor? ¿La renuncia de una parte de sí mismo? De amor hablamos en efecto “cuando traemos al primer plano el aspecto anímico de las aspiraciones sexuales y empujamos al segundo plano, o queremos olvidar por un momento, los requerimientos pulsionales de carácter corporal o “sensual” que están en la base” (3) esto requiere años, elevar al segundo plano la aspiraciones sexuales infantiles son bosquejos del resultado de varios procesos durante el cual dos entes aparecen como protagonistas llamados la inhibición y la regresión. Ellas han estado marcando el camino de la libido. La entrada a la etapa de latencia inspira que emerja la instancia denominada en la teoría Freudiana el “Súper Yo”, instancia que viene a prohibir y regular los destinos pulsionales. Resuena que tiene una función de orden pero también muestra cómo enciende las antorchas cuando los destinos pulsionales no coinciden con el objeto primario. Esta conciencia moral deviene por el exterior como el discípulo de lo indebido, se forma con piezas de lo prohibido y de lo incestuoso. De forma que estamos envueltos además de una renuncia al objeto primario a la cultura. Dos duelos simultáneos.
En paralelo Freud nos muestra que incluso en la prohibición de las satisfacciones pulsionales cuando estos chocan con el mundo exterior, el superyó produce que el yo sienta placer cuando no cede en su deseo, cito a Freud: “Cuando el yo le ha ofrendado al superyó el sacrificio de una renuncia de lo pulsional, espera a cambio, como recompensa, ser amado más por el (…) sobrevenía un sentimiento de seguridad y de satisfacción cuando uno había producido una renuncia de lo pulsional por amor a los progenitores.”(4) Pág. 113, Tomo XXIII. El amor, en dimensión de objeto se repite siempre, es la búsqueda del objeto perdido. Es ver el objeto, coincidir con él. Miller en el seminario titulado “Lógica de la Vida Amorosa” enuncia: “El Edipo Freudiano significa que amor es repetición (…) cuando amamos no hacemos más que repetir; encontrar el objeto es siempre reencontrarlo” (5) Pág 17, Miller 1989. La dimensión de la repetición a merced del reencuentro está plasmado en la teoría lacaniana: el objeto es en sí mismo lo que caracteriza a cada uno. Por ende, es necesario contextualizarse en el marco del análisis.
Un análisis
es en medida la función del reconocimiento del objeto perdido. Si lo pensamos,
haber perdido un objeto y pasar la vida repitiendo hace que él esté en todos
lados y al mismo tiempo no esté en ninguno. Las huellas que la vida deja a
partir de la experiencia cotidiana plasman múltiples vivencias que enmarcadas
bajo el significante cuentan al sujeto: UNO singular que solo es posible conocerlo
gracias al psicoanálisis. De forma que, para aproximarnos sobre el amor
lacaniano este no es sin hablar de la experiencia analítica. La entrada en
análisis implica una demanda que solo toma forma a partir del establecimiento
de la transferencia. La demanda se expresa con significantes que han marcado al
sujeto, es la historia del sujeto y lo que es contado de él. Esto solo es
posible en el dispositivo, lo que se cuenta y lo que cuenta es en medida la
historia de los reencuentros con el objeto α.
Lcda. Alejandra Loyo M
Si alguno lee sobre este artículo y tiene alguna pregunta o comentario puede escribirla o enviarme un correo: lalejandramon@gmail.com
Comentarios
Publicar un comentario